Fue poner el ojo en el ocular de aquel olvidado telescopio, tras fijar la luna con el buscador, y ver tan cerca esa superficie brillante, blanquecina, llena de cráteres, me llevó rápidamente a pensar lo inevitable: necesito ensamblar mi cámara en el telescopio. Conseguí una rosca T que adaptaba perfectamente mi cámara, y al estar montado el telescopio sobre rótula ecuatorial podía ajustar las tomas y el foco con bastante precisión, a pesar de la desestabilización que generaba el peso de la cámara. Otra cosa bien distinta fue cuando también intenté acoplar el ocular en el montaje telescopio-cámara (para acercarme más a la luna), ya que la rosca ya no encajaba tan bien, y tuve que arreglármelas como pude. Aún así me gustó el resultado, y revelando decidí darle texturas e incluso pude permitirme algún que otro guiño.